martes, diciembre 23

Qué vanidad imaginar...


Qué vanidad imaginar

que puedo darte todo, el amor y la dicha,

itinerarios, música, juguetes.

Es cierto que es así:

todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta

como a mí no me basta que me des

todo lo tuyo.



Algún día decidí estar, pero seguías siendo inercia. Y estuve ahí, amiga, mujer, amante, hermana, terapeuta, socia, empleada, cómplice, poeta personal, aprendiz, maestra, callada, estridente, lágrima, sonrisa, lluvia, calma, comensal, cocinera, cobija, compañera, partenaire, fe, apostata, triunfante, derrotada, paciente, exasperada, brillante, inocente, íntegra, temerosa, desbordada, contenida, maquillada, desteñida, luz, agua y aceite, tierra, viento, amor, vino, dolor, silencio, beso y caricia... y en realidad no era más que una persona-comodín en el casting de tu vida en ese drama disfrazado de comedia.

Podría ahora besar otras bocas hasta desangrarme los labios, acariciar otras pieles hasta que mi piel dejara de sentirse mía, podría buscar refugio en el calor de otro sexo y conformarme con ser parte de otros sueños a pesar de saberlos mentiras. Podría beberme las horas al lado de alguien más, de otro cualquiera, consolar los fríos ajenos, abrigar las tristezas, besar las cicatrices de las guerras que perdieron aún antes de haberlas peleado. Podría lanzar un te quiero alevoso, pasarme una noche furtiva durmiendo a su lado, inventarme deseos, hablar con dulzura, tomarles la mano.

Pero yo no soy inercia…

Por eso me quedo aquí, con tu nada después de mi todo, con tu voz sin eco y tu caricia sin fondo, con tu beso de miedo, con tu sueño en insomnio, con tu no quererme, con tu dolor contagioso, con tus ciclos inconclusos, con tu norte perdido, con tu pasión abonada, con tu ser tan poco vivo, con las lecciones de baile, con mi braille fallido, con mis tu-y-yo moribundos, con mi duelo que duele, con mi mundo. Me quedo con mi yo que nunca has comprendido, con tu promesa de no dañarme, con mis lágrimas extinguidas, con mi darte todo lo mío sin que lo quieras lo sepas o lo pidas.

Seguirás doliendo de manera cotidiana aunque esté segura de que lo tuyo no me basta y que tampoco habrá de bastarme un día. Serás inercia como siempre y un día por cualquier extraña causa finalmente te exorcizaré de mí para que vayas después a dolerle a alguien más, a la que le siga en la lista.
P.D. Les juro que yo no estaba triste

4 comentarios:

Neto Citadino dijo...

Felices fiestas Sue :)

Pig dijo...

No era la tristeza la que hablaba sino el corazón. Saludos felices fiestas.

no descansamos en nada dijo...

... (estoy sin palabras, pero con un efecto en el gesto y en el pecho que si los vieras...)

Jonathan dijo...

:) Lindo...