martes, julio 12

Ya no sé hablar de amor

Yo ya no sé hablar de amor. He perdido acaso la simple capacidad de reconocerlo. Puede ser el cansancio de los años, de los desatinos. El dolor del pasado parece latir aún bajo las cicatrices. La poesía suena a truco de melolico mal vendido. Quizás no es más que esta situación amistosa y estable con la soledad o la incapacidad de someterme a más insomnios. Tal vez es la experiencia la que me ha arrebatado las ganas de dar giros de trescientos sesenta grados que concluyen siempre en este absurdo. Más allá de miedos y arrepentimientos, los sueños decidieron no volver. Mis deseos se escondieron bajo el polvo citadino. El desánimo se ha adueñado con descaro de cada una de mis horas. La esperanza hace meses no pronuncia mi nombre. Y ese pequeño sustantivo –amor- se vacía irremediablemente de cualquier significado. Siendo este el escenario, que alguien me explique entonces ¿por qué no dejo de pensarte?