lunes, diciembre 31

Banalidades

¡Por supuesto que no soy superficial!

Jamás he descartado la posibilidad de

enamorarme de un tipo feo y, es más,

sería perfectamente capaz de casarme

con uno... si tuviera la certeza de que

mis hijos se parecerán a mí

P.D. Se agradece a Bren su aportación erspecto al error de sintaxis publciado. Ahora el post está corregido.


jueves, diciembre 27

"No es olvido el encuentro postergado"

¿De qué manera he de evocarte
para que mis palabras se materialicen
en la presencia de tu espíritu?
–Sue Praner

Y aquí voy, a escribir estas líneas que no sé bien a dónde van. Quizás son todas las cosas que no te dije o que no te supe decir; o quizás lo hago por todas esas cosas que tú no dijiste. Diez años es mucho para mí, es más de la tercera parte de mi vida y estuviste en ella todo ese tiempo; de una u otra manera.


Llegaste de la nada, te sumaste a la familia y nuestras discusiones terminaban por lo general a solas, en la sala y ya pasada la media noche. Fui a la escuela muchas veces con las ojeras en la cara y una evidente falta de sueño que delataba que habíamos compartido horas de diálogo el día anterior. Y así, a altas horas de la noche te volviste mi tutor, mi guía y, en correspondencia a mis deseos, mi cómplice.


¿Cómo olvidar la manera en que mis mejillas cambiaban de color cuando por primera vez pusiste tu mano sobre mi pierna mientras manejabas? ¿o esas despedidas en las gradas de mi casa en las que el espacio entre los cuerpos era casi inexistente mientras me decías cosas al oído y rozabas mi cuello con tus labios? Quizás eres la persona que más cosas ha provocado en mí...


Esta historia de nosotros, tan misteriosa, tan confusa, tan controversial. Recuerdo insluso las cosas más intrascendentes; tus calcetines mal combinados, tus cremas anti-arrugas, nuestras salidas en compañía de uno de mis hermanos –o de los dos-, tus abrazos, el secreto de nuestra complicidad, los doce años de edad que nos separaban, tus sueños, tus poemas , tu manera de estar ahí, para mí, conmigo, cuando aprendía a convertirme en adulto, cuando intentaba convertirme en poeta, cuando quise ser mujer, para ti.


Espero que tengas al menos una idea remota de lo que eres, de lo que me significas, de lo que te quise y te quiero; que sepas lo agradecida que estoy contigo; que sepas el celo con el que guardo esa fotografía de hace ocho años que un día me dejaste a fuerza en mi casa, esa foto donde no me gustas, donde no sonríes, donde el peinado no te favorece en absoluto, esa que cargué por años en mi cartera y que ahora atesoro.


Y he pensado ahora en todas las cosas que se interpusieron entre nosotros y que nos fueron haciendo más distantes, menos cómplices. Hay tantas cosas que no descifro, que no me explicaste, que no sé por qué ocurrieron. Pero al final cada quién tomó su camino –el tuyo a tantos kilómetros-, cada uno hizo su vida y yo terminé dejando de ser la niña que tanto quisiste, que tan poco besaste y me convertí en la mujer que vislumbrabas, la mujer que esperabas, la mujer que buscaba un hombre que ya no eras tú.


Eres un cimiento de lo que soy, estoy ligada a ti y a tu esencia por la manera en que sembraste en mi cuerpo palabras; tejiste besos en mis labios; creaste sueños en mis sueños; y estuviste ahí, dispuesto a acompañarme en el camino pedregoso y oscuro de la vida dándome luz con tu voz y fuerza con tu presencia y ahora los ojos se me deshacen en lágrimas por pensar que ya no escucharé tu voz ni sentiré tu abrazo, que ya no me harás enojar con una mentira o un comentario absurdo, que no habrá tiempo para escaparme de viaje contigo y que nuestro próximo encuentro será allá, en un mundo inmaterial donde mi muerte sumada a la tuya provocará el reencuentro que espero.


Digo adiós a tu perfume, a tu piel, a tu mirada. A tu risa, a tu voz, a tu abrazo pretendo encontrarlos después, en ese sitio que habitas y donde seguramente me espera una morada. lamento haber callado tantas cosas, haber tenido que mentir, no haber sido la mujer adecuada para ti y no haber aprendido a ser tu amiga, tu cómplice verdadera a lo largo de los últimos años, sin embargo, como lo has hecho en todo este tiempo –aunque no lo sabías- me seguirás acompañando con tu mirada de dulzura masculina, tu pasión por la poesía, tu manera de construirme y reconstruirme.


Algún día me cansaré de llorar tu muerte, pero jamás dejaré de extrañarte. Por hoy y por siempre, la niña que tanto te quiso, la mujer a la que sin duda le harás falta.


Descansa en paz, mi querido Nitsuga.

viernes, diciembre 7

Volver o no; esa es la cuestión

Al patrocinador de mi último
día sui generis (vuelva o no)


A lo largo de mi vida he escuchado a muchas mujeres hacer evaluaciones sobre una determinada cita con un chico (generalmente la primera) respecto a la impresión que han dejado en el susodicho y que garantiza o descarta en definitiva un nuevo encuentro entre ambos.

A continuación comparto un ejercicio particular, anotando los elementos que podrían estar jugando a favor o en contra de un posible segundo encuentro, según el resultado del primero.

Razones por las que él no querría volver a verme:

*Porque le recuerdo a una ex pareja (bueno, no yo sino mi fecha de cumpleaños)
*Por una llamada masculina que recibí a mitad de nuestra cita (lo que puede hacer que piense que estoy involucrada con alguien más)
*Porque dejé que me besara (a pesar de ser la primera vez que nos veíamos)
*Porque soy niña de casa (y especialmente porque debo llegar temprano)
*Porque tengo una precaria cultura musical (y él es músico)
*Porque quizás me creyó cuando le dije que mi máximo sueño en la vida era encontrar a mi príncipe azul, casarme, tener muchos muchos hijos y una casa blanca con columpio en el jardín (y porque no puedo evitar ser sarcástica)
*Porque vivo lejos (aunque yo podría argumentar que el que vive lejos es él)
*Porque calculé con exactitud su edad (cuando dice que el resto de las personas afirman que tiene ocho años menos de los que en verdad tiene)

Razones por las que él querría volver a verme:

*Porque se dio cuenta de que soy una mujer extraordinaria como amiga o como pareja (para lo cual se necesita ser mucho más inteligente que el promedio de la gente)
*Porque soy buena dando masajes relajantes
*Porque soy divertida (y diría que porque soy interesante pero, como ya dijo Perla María, eso se nota como hasta la décima cita, así que no es un argumento válido).

¿A ustedes se les ocurre alguna otra razón que sumar a las listas?


Al final de cuentas, –y pasando por alto que se me ocurren más razones por las que él no querría verme que por las que querría hacerlo- confieso que lo que me importa es que nos conocimos y pasé un muy buen rato; sólo por eso ha valido la pena.