domingo, septiembre 7

Ni inocentes ni culpables

Caminábamos juntos, tomados de la mano.
Acabábamos de comer con su familia, en casa de sus papás. El tema era cualquier trivialidad. Un par de comentarios con la insistencia necesaria terminaron por desatarme una avalancha mental.
Silencio.
Parecía ridícula la sóla idea de concebirme sentada en las gradas pretendiendo poner atención al partido de fútbol para evitar a toda costa que alguna lágrima se avalanzara sobre mi rostro.
Volvimos.
Detesto saber que soy pésima cuando intento disimular. No quiero que nadie note que no estoy bien, que sigo pensando.
Anuncio mi despedida.
Ya en mi casa, respiro profundo y se lo digo. Entonces las lágrimas danzan en mis mejillas sin que pueda evitarlo y, estoy ahí, vulnerable, casi desvalida, siendo honesta, tan honesta que duele un poco más de lo previsto.
No voy a cambiar.
Silencios, miradas que se fijan en los objetos de la sala y no en ese ser que está a un lado, compartiendo el sillón y la charla. No, no esperaba una respuesta. No sé aún si deba de esperarla. No sé qué es lo mejor, pero sé que es lo que quiero, sé qué es lo más práctico y al parecer ninguna de estas certezas coincide con "lo mejor".
Una llamada interrumpe.
Nos despedimos. No hay fecha de encuentro, ni tiempo de respuesta. Simplemente nos despedimos como lo hemos venido haciendo hace casi un mes (un poco sorprendidos, con un beso, una sonrisa y un abrazo sentido).
Su chocorrol y mi Gansito (los de hoy) eran los últimos que quedaban en el congelador.

5 comentarios:

Neto Citadino dijo...

Resta esperar, y tal vez lo mejor venga después.

saludos

no descansamos en nada dijo...

Leo esto y entendí más cosas e intuí otras tantas.
Sue, valen mucho mucho las lágrimas.

yorkperry dijo...

ups...

la moneda cayó por el lado de la Soledad?

Anónimo dijo...

Bagando por aqui me encontre con lo q estas viviendo... inevitablemente estamos en la misma situacion.
Entiendo perfecto tu dolor y entiendo aun mas como inexplicablemente sigue afectando y lastimando :<

Pig dijo...

Parece que alguien te ha robado un mes y no solo abril. Que tu corazón no se pierda ni se marchite pensando el hubiera...