viernes, diciembre 23

Restos de cantina



Salir de la cama para enfundarse unos jeans cualesquiera y aquella playera color negro con la leyenda I love Dublin. Los converse de broken hearts no coinciden ni lejanamente con los tacones Nine West con los que la noche anterior pisaba el suelo de aquella cantina en La Condesa.

El eco de las canciones de José Alfredo, interpretadas por aquellos guitarristas ya entrados en años, se pasea aún por los pasillos de la cabeza. Y el sabor a cerveza acaricia aún el paladar. Beberse una Victoria por cada derrota anotada, lastimera. Decir salud porque a veces no hay nada mejor que decir.

Los restos de rimel hacen más dramático y notorio el efecto de las ojeras, producto del desvelo. Los ojos cansados y rojizos no son los mismos que anoche se dejaban clavar por la mirada de un hombre con pinta de extranjero y argolla de matrimonio que insistía en el juego de mirar y sonreír.

Un rebelde mechón de cabello cae de pronto sobre la parte izquierda del rostro, evidenciando el alaciado maltrecho que no ha sobrevivido a la noche.

La complicidad de los amigos se ha ido diluyendo en las últimas horas. Volver a ese lugar común, gastadísimo, sola. Meter una barra integral y un yogurt para beber en el bolso. Salir a la calle, pretendiendo que es un día normal y que se está dispuesto a salir triunfante de él.

Pretender que la felicidad esa que se ha ido no nos rompe cuando volvemos a ser felices, de otra manera, esperando reencontrarnos con la plenitud total y, mientras tanto, seguir adelante la rutina a la que románticamente llamamos vida.

miércoles, noviembre 16

Galantería

...interrumpí el galante discurso diciendo: perdón, tenía yo la impresión de que era usted casado
él respondió: bueno... sí... pero...
yo: oh! entonces es usted el que tiene una impresión erronea de mí

domingo, noviembre 13

Amor de limosna


No quiero amor de limosnas
ni ganas desencajadas
ni de tu tiempo las sobras
ni tus letras malgastadas.
No quiero tu beso incierto
tu memoria de tinta china
tu dormirme con cuentos
ni tu pasión de sacarina.
Guárdate tus pretextos
tus mañanas postergables
tus afectos de entretanto
tus olvidos memorables.
Quédate tu desencanto
y ese necio desinterés,
tus adioses infundados
tu conmigo, tan de ayer.


lunes, septiembre 26

Jerry Maguire


Los discursos tipo Jerry Maguire no son lo mío. Si acaso he dado dos en la vida, de verdad, con el corazón en la mano y ambos han sido respondidos por negativas de la contraparte. Él dijo no (y está en su derecho después de todos los no que yo le dije a él). No sé quién de los dos es el que está equivocado, poro sí sé quién es el que está más dolido.

Y la melancolía sofoca mis pasos por esos caminos que ando, sin andar ya de tu mano.

Lo único que me aterra hoy, es la esperanza de que las cosas cambien.


viernes, septiembre 2

Ausencia

La ausencia en los huesos
carcomiendo memorias.
Maldición insultante
que traspasa las pupilas.
Au        sen        cia
digo al eco que me ignora.
Carecer de tu sabor
confundido en mi saliva.
La insoportable falta de tu mano
testaruda               definitiva
replanteando mi cosmos.
Absurda privación de tu gemido
que me llama sin nombrarme.
Exilio de la comunión plena
de tu ser corporeo con el mío.
Ausencia
como cáncer que desdibuja
verdades dichas
entre desnudas sombras
por testigos.
Asfixiante dolor
que aviva una duda:
saber si donde estás
la ausencia de mí te perturba. 

domingo, agosto 21

(Acaso sugiero)

Desmintiendo los falsos placeres
vístete de añejas complicidades
desteje en la memoria los ayeres
duda de la verdad de tus verdades.
Sepulta tu promesa inverosímil
deja al aire las caricias inconclusas
renuncia de una vez a lo que es fácil
guarda en el roto bolsillo las excusas.
Aprende a completar tu crucigrama
y procúrate un pacto de caballeros
que la tristeza que se acuesta en tu cama
no sabrá como yo                    irse lejos.

sábado, agosto 20

Ven

Cuando el agravio se desvanezca
y deje de ser entonces
el miedo camisa de fuerza
se escribirán nuevos renglones.
Cuando te acuerdes otra vez de mí
y hagas acopio de valor
ven a encontrarme aquí
donde no te espero
                    donde ya no estoy.

sábado, agosto 13

De este lado del silencio


De este lado del silencio
hay ríos desbordándose en mis ojos
flash backs que no funden a negros
y un dolor inundado en los despojos.
Ausencias de prodigios y milagros
letanías de sueños que agonizan
temor de un último mano a mano
y un futuro que se tiñe de ironías.
Palabras impropias, adioses irresolutos
instintos suicidas carentes de agallas
tanto alcohol, tanto humo, tanto insomnio
y nadie que me pida “no te vayas”.
Maletas llenas de ganas de quedarme
y este amor        absoluto              insuficiente.
Del otro lado ese Tú        impostergable
incumpliendo sus promesas cabalmente.

martes, agosto 9

La cena

Cuando te pienso se desatan atractores extraños,
mi cuerpo se desplaza,
se hace trizas en todas direcciones para encontrarte.

-Amalia Iglesias


Ese día cociné la cena, me puse guapísima y lo esperé porque su vuelo venía con dos horas de retraso. "Qué lindo es llegar a casa y que alguien te espere. Te amo" dijo. Y su beso fue el preámblo perfecto de nuestro reencuentro tras unos días fuera de la ciudad por trabajo.

Y amé la magia de esa noche, el beso de su promesa.

Ahora no cocino más, no me visto para él, ni lo espero.

Él ya no viene.

viernes, agosto 5

I would love to tell you all this with a peaceful voice

Dear Love,
I guess this is the first hand writing letter that I do for you, and probably the last one. Sometimes I would like to tell you so many things, but most of what I feel is hard to translate to words. Still, I´ll do my best. I´ve been thinking so much in what the whole experience in you´re home twon meant to me, how affected me, how changed me, how improved me. Wonderful things happened to me in there and you are one of the most meaningful, special and unforgettable ones. You are for much the better man that I have ever loved. You are the first man to who I said “te amo” (I guess I explained to you the difference between “te quiero” and “te amo” in Spanish). You are a wonderful friend, an extraordinary father, a compassionate man, and a great partner and boyfriend.
I´ve been missing you every single day since I met you, and I am missing you a lot more now. You voice, you smell, your hands, your incredible eye lashes, your kisses. I miss the way you hug me and how happy I was when I realized in the middle of the night that your warm body was laying there, next to me. And I´ll be missing your food, and the way you look at me, and your laugh. I am going to miss the way you listened to me and try to understand me (when that´s really hard even for me).
You know that, even when I am crying now, I am feeling so bless and happy because the dear Lord gave me the gift of your presence in my life as a proof of his love. I am thankful for all the time we spend together, for the good moments and those ones that weren´t that good. I would love to say that we can get much further just because I love you this much, but despite of it I know (and I know that you know too) that all my love is not enough to make you happy. And knowing that really hurts. It hurts in a strong and a deep way, as deep and strong as my feelings for you.
I cannot stand the idea of saying good bye to you, again, and forever as my lover, partner, and boyfriend. It is hard to do not think in the life that I dreamed once for both of us, together. It is hard not to be sad when those ideas come to my mind. But I know that you deserve all the happiness in the world and I cannot provide it to you, no matter how hard I try (and you know I can be stubborn as you). It is clear that you´ll find the right person for you. Maybe you found her already. And I want to be happy for you, because the happiness of those ones that we love supposed to make us a little happier too. And I love you. And I would never ever choose to stop love you, even if I could.
I would love to tell you all this with a peaceful voice and a big smile while I hold your hand. But even if I try, I would be just crying for hours in front of you and looking awful. So, I´ll keep writing: dear love, I respect you, I admire you, and I´ll keep you, and all our time together deep in my heart and mind. You made me realized how special I am just because you love me. And if a man like you can love me as you did, that means that I deserve no less than a great guy like you. And I´ll be looking for that guy and for my happiness back in Mexico.
This ink on this piece of paper is my way to thank you, for all that you teach me, for all that you made me feel, for all that you share with me (specially, your kids, your Mom, your family, your friends). This is my way to say that I am so sorry for not being the one for you. I know you´ll take care of the big part of my heart that belongs to you. That one would stay at Dallas, while I learn how to love you this much without the pain. This is my way to say good bye to my lover, partner, and boyfriend. This is me thanking God and you for the chance of being your friend.

martes, julio 12

Ya no sé hablar de amor

Yo ya no sé hablar de amor. He perdido acaso la simple capacidad de reconocerlo. Puede ser el cansancio de los años, de los desatinos. El dolor del pasado parece latir aún bajo las cicatrices. La poesía suena a truco de melolico mal vendido. Quizás no es más que esta situación amistosa y estable con la soledad o la incapacidad de someterme a más insomnios. Tal vez es la experiencia la que me ha arrebatado las ganas de dar giros de trescientos sesenta grados que concluyen siempre en este absurdo. Más allá de miedos y arrepentimientos, los sueños decidieron no volver. Mis deseos se escondieron bajo el polvo citadino. El desánimo se ha adueñado con descaro de cada una de mis horas. La esperanza hace meses no pronuncia mi nombre. Y ese pequeño sustantivo –amor- se vacía irremediablemente de cualquier significado. Siendo este el escenario, que alguien me explique entonces ¿por qué no dejo de pensarte?

martes, abril 26

Y dos años más tarde vuelve, hablando de karma y pidiendo disculpas. 


Y a mí no me importa. 


Que use su (tentativa) muerte como chantaje emocional me parece una bajeza. 


Finalmente, todos, absolutamente TODOS nos vamos a morir. Algún día.

lunes, marzo 28

Discursos

Gracias por venir, le dije.

Le entregué la sombrilla que había olvidado en mi casa. Dije después algo gracioso, una tontería para tratar de distraer el vació del estómago y la agitación de mi pecho. En una banca, frente al lago, tomamos asiento.

La comunicación, pensé, ese complejo proceso.

Le expliqué lo difícil que era para mí el hablar de mí misma y tomé una bocanada de aire.

Vinieron a mi mente tantas ocasiones en las que usé el lenguaje como escudo y espada. Mi ortografía y mi gramática como los instrumentos claves en la claridad de mis ideas. Aquellos concursos de oratoria que me acompañaron en mi adolescencia y de los que salía victoriosa. Ese discurso que brindé a toda la generación que se graduaba conmigo de la licenciatura. El éxito con el que convencí a los reclutadores de que me emplearan en su empresa. Y sin embargo, al saberme ahí con el lenguaje como único recurso, ninguna de mis experiencias previas ayudaba. 

Los sentimientos, suelen ser mucho más complejos de lo que alcanzan a retratar las palabras.

Apelo a su paciencia y calladamente suplico el auxilio de la sintaxis, con la misma fuerza y convicción con la que la gente que cree en dios lo evoca.

Grande Mocha Capuccino le dije hoy mismo al tipo de la caja para especificarle manera en la que prefiero mi café. Pienso en ese discurso breve, claro, cotidiano, que culmina siempre con el resultado que espero. Y 
sé que lo que estoy a punto de decir, no es ni remotamente el mismo caso.

Sé que tu decisión está tomada, le digo. Pero tengo la misma certeza sobre esta necesidad de hablarte y de decirte lo que siento. Pauso. Respiro. Evito que mi voz se quiebre. Es difícil hablar de lo que siento, exponerlo así. Confieso. Pero es más difícil  pretender que nada de esto pasa. Respiro de nuevo. Porque quiero seguir viendo tus ojos cuando me despierto, y sentir tu barba en mi cuello cuando me abrazas para dormir. Quiero comer pizza contigo aunque no soporto la pizza, quiero porque eres tú. Quiero que volvamos a equivocarnos juntos, y reírnos de nada. Quiero volver a desbordarme de alegría sólo por el hecho de saberte en la misma habitación. Quiero despertarme con tus ronquidos, porque escucharte roncar significa que estás ahí, conmigo. Quiero olvidarme del mundo en tus brazos, compartir nuestros amigos, bailar, crecer, necesitarte. Quiero que te quedes en mi vida, y ser parte de la tuya. Y aunque no puedo prometerte será siempre así, puedo decirte que no habrá nada perfecto. Pero quiero seguir aquí, crecer, construir lo que tenemos. Luchar por esto. Correr el riesgo de salir lastimados. Pero besarnos hoy sin pensar que pasará mañana. Quiero decirte que te amo hasta que el corazón deje de dar de brincos cuando pronuncio esas palabras, hasta que deje de sentirlo, hasta que de verdad no haya nada. Eso es lo que quiero. Reiteré. Y de nueva cuenta contuve alguna lágrima.

El quién somos podría medirse en discursos. Y sé por mucho que este ha sido el mejor discurso de mi vida. El más honesto, el más espontáneo. Sé, sin lugar a dudas, que estas palabras han representado cabalmente lo que soy.

Callo y espero.

No hubo un diploma que premiara mi oratoria, ni una generación de graduados que aplaudiera de pie. 
Tampoco hubo nadie que estrechara mi mano para concederme un nuevo puesto de trabajo.

Lo que hubo, fue una réplica breve. Un discurso reciclado. Una reiterada secuencia de NOs.

Mi silencio fue la respuesta obligada a aquél adiós definitivo.

Mentalmente y con rabia destrocé cada sílaba de mi discurso. Evacué de mí toda palabra.

Inevitablemente resumí mi realidad en la gastada imagen de las lágrimas.

viernes, enero 28

Fantasmas vigentes

Tu fantasma sigue rodando mi cabeza, rozando mi cuerpo de vez en vez. Ha creado un místico desconcierto. Un hechizo  alimentado por la distancia. Y ahí, el chispazo de un diálogo espontáneo emerge de entre el polvo de meses que se hicieron años. Entonces la luz del entendimiento sacude las sobras del ambiguo recuerdo. No fuimos más que un intento desesperado. Ese algo disfrazado de amor que nos tomó por sorpresa. Fue el momento, caprichosa intersección del tiempo que nos hizo creer que podíamos estar juntos. El binomio de mi empeño y tu miedo a quedarte solo. Y sin embargo, mirábamos y andábamos hacia sitios distintos. Cada paso significaba el abandono del otro; pero el estatismo era renunciar a uno mismo. Aún así nos detuvimos. El sexo se tendió con toda su fragilidad entre nuestros mundos, en  vano intento por acercarlos. Sin conciliación posible el nosotros desaparecía ante el yo. ¿Qué somos hoy, más allá de la carne en desesperado encuentro, sino sólo una triste evocación de Babel?, ¿qué nos queda ahora de los ayeres diluidos en el caudal de estos presentes impares?, ¿Qué vínculo nos sobrevive, además del olvido acompasado e irremediable?

sábado, enero 1

Noche vieja


Son las diez y treinta y cinco de la noche. Es la víspera de año nuevo. Hoy amanecí en Alemania y algo me hizo pensar en ti. Otras ciudades europeas han quedado atrás: Madrid, París, Bruselas, Brujas, Amsterdam, Londres y Dublín. El año nuevo habrá de encontrarme aquí, en el frío sureste alemán. Es un invierno intenso,  hay nieve en las calles, a pesar de que ha dejado de nevar hace dos días. La mayoría de los turistas aquí, ahora, provienen de Italia; beben mucho y hablan rápido. A mí el clima me da ocasión para volver pronto a mi habitación y pasar tiempo aquí. Me da la oportunidad de pensar, y he pensado en ti. Pensé en aquella vez que salimos, la última. Me dijiste que era triste pensar que ya no podríamos volver a hacer aquello: salir, ver una película, beber un café, conversar. En ese momento, te dije que volvería y que podríamos hacerlo de nuevo. Te lo dije, y al hacerlo, estaba totalmente segura de ello. Ahora lo recuerdo y lo pienso de nuevo. Quizás eras tú el que tenía razón. Y sí, es triste. Tengo muchas ganas de verte, de conversar contigo, de contarte de cosas tontas como vestidos y zapatos, de hablarte de las cosas importantes, como de mis ganas de tener hijos (las irremediables ganas que no sé si me contagiaste o sencillamente florecieron justo cuando pisé tierras extranjeras). En fin. no quiero perderte entre mis letras, así que voy a concluir esto ya mismo, resumiendo: pensé en ti, te extraño y espero que ambos estemos equivocados y que pronto haya ocasión para vernos y conversar, bajo cualquier excusa, y evocar esa magia que hace que nuestras realidades tan distintas comulguen en un instante, quizás como antes.