Sobrina: abemelo (ábremelo)
Yo: pero ese gansito es mío…
Sobrina: no, el oto es tuyo, ete e mío (no, el otro es tuyo, este es mío)
Yo: no, los dos gansitos son míos
Sobrina:(breve silencio) ¿me lo pestas? (¿me lo prestas?)
Yo: ¿me lo vas a devolver?
Sobrina: no
Yo: entonces no te lo puedo prestar… porque vas a comértelo
Ella piensa unos segundos, se hace la disimulada, como si no hubiéramos hablado sobre tema y después me acerca el Gansito y me dice
Sobrina: Susy, ¿me lo abes? (Susy, ¿me lo abres?)
Me asombra esa capacidad inherente de las mujeres de salirse con la suya mediente recursos sutiles. ¿Hace falta aclarar que ella terminó comiéndose mis dos Gansitos?
6 comentarios:
chale... ya me diste antojo
efectivamente...
las mujeres sabemos salirnos con la nuestra
y que extraño que a tan corta edad
es muy buena en ese arte.
ME ENCANTAN TUS POSTS... tengo mas de un año siguiendote. y definitivamente me gustaría tener esa facilidad de expresión.
Ah es muy lista tu sobrina. XD Como siempre he dicho siempre podemos aprender de los niños algo nuevo.
Efectivamente, el poder sugestivo de la mujer es vasto, lo sé porque siempre termino sucumbiendo... Ahhh, terriblemente divertida la vida!
Exenio: tú tienes el antojo, yo tenía los gansitos... así que no te quejes =P
Anónimo: caray! un gusto saber que sigues el blog y que te gusta, ojalá y sigas paseándote por aquí
Pig: sí, tengo que aprender de ella a no dejarme engatuzar por ella
Omar: todos terminan sucumbiendo, aunque en mi caso provocar esa sucumbida me toma mucho más tiempo y la elaboración de toda una estrategia de guerra
Ja, ja, ja. Buenísimo. Si, la sutileza de las mujeres, pero más cabrona la sutileza de esta mujer de ¡tan sólo 3 años!
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