Pasaba de la media noche. Él Conducía el auto rumbo a su casa. En un crucero, mientras es detenido por una luz roja, un hombre con la cara pitada de payaso y expresión triste se le acerca. Lleva una guitarra abrazada a la que se le notan las arrugas y los golpes de la vida tanto como al propio dueño. El payaso no tocaba, siemplemente pedía limosna. Él, encontró entre las bolsas de su pantalón unas monedas que sumaban doce pesos y se los dio al payaso quien pronunció una letanía de bendiciones para su nuevo benefactor.¿Qué quieres que te cante?, preguntó el payaso pero las luces cambiaron. Suerte, le dijo el conductor al payaso. Y en la siguiente luz roja encontró la respuesta a esapregunta. Una sola melodía: el Himno a la Alegría
3 comentarios:
Tristezas y payasos una combinación agridulce. Unido a una guitarra vieja y alimentada por el tiempo... es un sabor exquisito y extraño
:O
Yo hubiera pedido quizás alguna de Silvio Rodríguez...
Pig: así de extraña y exquisita es la vida
Bren: yo aún no sé qué canción hubiera pedido...
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