jueves, febrero 5

Mujeres y pequeñeces

En la cocina de mi casa, mientras mi madre abre el refrigerador y saca algunas cosas, mi sobrina de 3 años encuentra dos Gansitos congelados a mano, toma uno de ellos y sostenemos este diálogo (la traducción simultánea a su lenguaje infantil está disponible en los paréntesis).


Sobrina: abemelo (ábremelo)
Yo:
pero ese gansito es mío
Sobrina:
no, el oto es tuyo, ete e mío (no, el otro es tuyo, este es mío)
Yo:
no, los dos gansitos son míos
Sobrina:
(breve silencio) ¿me lo pestas? (¿me lo prestas?)
Yo:
¿me lo vas a devolver?
Sobrina: no
Yo:
entonces no te lo puedo prestar… porque vas a comértelo

Ella piensa unos segundos, se hace la disimulada, como si no hubiéramos hablado sobre tema y después me acerca el Gansito y me dice

Sobrina: Susy, ¿me lo abes? (Susy, ¿me lo abres?)

Me asombra esa capacidad inherente de las mujeres de salirse con la suya mediente recursos sutiles. ¿Hace falta aclarar que ella terminó comiéndose mis dos Gansitos?


6 comentarios:

Exenio dijo...

chale... ya me diste antojo

Anónimo dijo...

efectivamente...
las mujeres sabemos salirnos con la nuestra
y que extraño que a tan corta edad
es muy buena en ese arte.

ME ENCANTAN TUS POSTS... tengo mas de un año siguiendote. y definitivamente me gustaría tener esa facilidad de expresión.

Pig dijo...

Ah es muy lista tu sobrina. XD Como siempre he dicho siempre podemos aprender de los niños algo nuevo.

Omar Cornejo (@omarcs) dijo...

Efectivamente, el poder sugestivo de la mujer es vasto, lo sé porque siempre termino sucumbiendo... Ahhh, terriblemente divertida la vida!

Sue dijo...

Exenio: tú tienes el antojo, yo tenía los gansitos... así que no te quejes =P

Anónimo: caray! un gusto saber que sigues el blog y que te gusta, ojalá y sigas paseándote por aquí

Pig: sí, tengo que aprender de ella a no dejarme engatuzar por ella

Omar: todos terminan sucumbiendo, aunque en mi caso provocar esa sucumbida me toma mucho más tiempo y la elaboración de toda una estrategia de guerra

mariana m* dijo...

Ja, ja, ja. Buenísimo. Si, la sutileza de las mujeres, pero más cabrona la sutileza de esta mujer de ¡tan sólo 3 años!