Durante la cena los cuatro (dos ellos, dos nosotras) empezamos a hablar de anécdotas que nos habían pasado con personas que nos pretendían y la charla fue más o menos la siguiente:
Yo: hay alguien en la oficina...
Ella: jaja, ¿el casado?
Yo: Sí, A., el casado
Él1: ¡¿El casado?!, lo dices como si fuera una enfermedad
Yo: claro que no....
Él2: (interrumpiendome) estás cometiendo un vil acto de discriminación
Él1: discriminas a un hombre por su estado civil
Yo: en todo caso su estado civil es producto de una decisión consciente y voluntaria tomada por él... no culpa mía (dije y seguí comiéndome mi ensalada)
Ellos se voltearon a ver y tras un breve silencio, volvieron a sus bebidas para después de manera discreta cambiar el tema de la conversación.
De este lado de la mesa, dos féminas solteras. Del otro lado, dos varones; perdón, dos casados.
3 comentarios:
jajaja.. tipica reacción masculina... hasta sus propias decisiones les incomodan o interfieren en sus planes.. hombres.. mal necesario
Como si de castas o razas se tratase. Razas asumidas conscientemente. No está nada mal la descripción. :P
También discriminamos por los tatuajes que son decisión propia, la vestimenta que es decisión de cada uno, bueno, hasta por las profesiones y oficios discriminamos; no me parece totalmente fuera de lugar el comentario de Él2.
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