Hubiera preferido asistir al concierto de Calamaro. Pero el viernes era ya demasiado tarde y el sábado fue la boda de dos amigos míos de hace años a la que no quería faltar. Así que, por extrañas razones del destino, mi siguiente concierto terminó siendo el de Guadalupe Pineda, el Mariachi Vargas de Tecalitlán y la Filarmónica de Jalisco.
El clímax de la noche fue cerca de la mitad del concierto, cuando sonaron los acordes un tango, nada más y nada menos que VOLVER, de Gardel:(...)
Y aunque no quise el regreso,siempre se vuelve al primer amor...La vieja calle donde el eco dijotuya es su vida, tuyo es su querer,bajo el burlón mirar de las estrellasque con indiferencia hoy me ven volver...
Volver...con la frente marchita,las nieves del tiempo platearon mi sien...Sentir...que es un soplo la vida,que veinte años no es
nada,que febril la mirada,errante en las sombras,te busca y te nombra.Vivir...con el
alma aferradaa un dulce recuerdoque lloro otra vez...(...)
Ciertamente la letra es de Alfredo Le Pera y sólo la música pertenece a Gardel pero es este último el que canta y su tango me evoca dos cosas: mi futuro encuentro con las calles de Buenos Aires (aunque ahora pinte como una visita pasajera y no como una estadía) y el eco de Sabina, de su historia con este tango que a su vez ha perpetuado en una de sus canciones más melancólicas: con la frente marchita.
Y la nota cursi del post:
Taxi para llegar a la Expo Guadalajara a tiempo: 60 pesos
Cena post concierto: 100 pesos
Descubrir la emoción que a él le provocó la música: no tiene precio