Las vacaciones terminaron y tuve que volver de tierras defeñas guardando solamente en la memoria los momentos. Y esto de manera literal, ya que, una vez que llegué allá me di cuenta de que mi cámara fotográfica no tenía carga y que, además, no llevaba conmigo el cargador.
Me despedí de la terminal norte con su atareo y sus visitantes; de su virgen de Guadalupe que no deja de ver ir y venir a los usuarios de autobuses. De mi hotel-motel (que da condones de cortesía), con su regadera sugerente, su cama kingsize y su vista a Tlalpan.
Atrás quedaron las calles del centro con sus historias sobre Borda y el balcón corrido más largo del mundo; sus lugares de comida casera, sus buffetes chinos, sus andadores, sus cafés. Sus librerías Gandhi –que son tantas- por las que deambulé en busca de un libro que aseguraban estaba en existencia en Guadalajara.
Su camioncito para turistas y su Bellas Artes de hierro, concreto y mármol al que le debía una visita a sus interiores desde la última vez que pisé la capital. Al cafecito de la calle Madero donde conversé con una gran amiga a la que veía por primera vez; al depa de Isabel la Católica donde comí como vegetariana, me divertí como niña y donde dejé nuevos amigos.
Al mirador de la torre latino por su noche mojada con sabor a café a la que le cobré el beso que me debía desde hace meses. A esa voz con acento que dice lo que piensa evocando “hubieras” que yo desmiento después. A las arrugas de los ojos que aún guardan un espacio para mi imagen.
Al metro y su gente con prisa y el chico de piel ébano que me miró con deseo ya de espaldas uno del otro, cuando de manera sincronizada giramos la cabeza y nuestros ojos se rozaron. A la ciudad de los dioses donde la Pirámide de la Luna me recibió tras la calzada de los muertos y dimití de la del Sol, para poder volver otro día a conquistar su cima.
Quedaron atrás mis días, en ese sitio que cada vez se cubre de más significados, que cada vez me da más pretextos para volver a reencontrarme conmigo en su territorio. Vuelvo agradecida a la realidad tapatía...