Dicen los hombres que somos las mujeres las que tendemos a memorizar todo: los teléfonos, los cumpleaños, los aniversarios y los primeros besos entre otras cosas. Yo creo que es más bien el significado de cada evento el que se nos graba en la memoria y que la diferencia radica en la importancia que le damos. En resumen, si es que fue importante, lo tienes ahí, en la memoria, como uno de los momentos Kodak de tu vida, porque fue el pricipio de algo, a veces de una historia, a veces de un chiste, a veces de un olvido.
Tengo buena memoria, especialmente para los momentos Kodak de mi vida y como buena adicta a los besos, recuerdo los primeros: la ocasión en que besé a mi novio del kinder un día por la mañana; el beso posterior al timbre que anunciaba que el receso terminaba, con mi vecino y compañero de clase; el día que casi le fracturo la nariz a Robertito cuando intenté sorprenderlo con un beso en los labios; la despedida en la que nuestros labios se encontraron ya cerca de la media noche en las gradas de la entrada de mi casa; uno más en otra despedida que respondí con un golpe; la complicidad de la jardinera de la Univa; el beso estilo Danny Zucco; el regreso a Guadalajara y un beso celebrado por todos los pasajeros del autobús; el beso obligado por el juego entre amigos; el beso por el que esperé tres años y que se materializó al fin, de noche, en mitad de ese inmenso patio; el momento en que giré mi rostro para responder a su pregunta y recibió, no mis palabras sino a mi boca en la suya; el beso que me hizo la envidia del antro gay; el ocurrido después de la fiesta, bajo la lluvia; el beso deshojado en aquella azotea con vistas a la ciudad, después del cual decidí que podía morir porque alguien me había besado la primera vez tal y como siempre deseé que me besaran; aquellos segundos de encuentro en el elevador; semáforo en rojo, un beso que desataba una discusión; el beso por respuesta a un reto; la escena de besos montada en los asientos traseros del autobús; el roce que devendría en encuentro al momento de desencontrarse en la puerta de un hotel; los besos otorgados a domicilio y por una sola noche; los besos a granel entre juegos y cerveza…
Los tengo todos, todos en la memoria; porque sí, porque quiero, porque soy buena memorizando cosas, pero solo algunos de ellos; sólo muy pocos de ellos se volvieron algo especial, algo así como una marca en mi vida.
Hace casi un año, yo no quería irme con dudas, así que pregunté:
Tengo buena memoria, especialmente para los momentos Kodak de mi vida y como buena adicta a los besos, recuerdo los primeros: la ocasión en que besé a mi novio del kinder un día por la mañana; el beso posterior al timbre que anunciaba que el receso terminaba, con mi vecino y compañero de clase; el día que casi le fracturo la nariz a Robertito cuando intenté sorprenderlo con un beso en los labios; la despedida en la que nuestros labios se encontraron ya cerca de la media noche en las gradas de la entrada de mi casa; uno más en otra despedida que respondí con un golpe; la complicidad de la jardinera de la Univa; el beso estilo Danny Zucco; el regreso a Guadalajara y un beso celebrado por todos los pasajeros del autobús; el beso obligado por el juego entre amigos; el beso por el que esperé tres años y que se materializó al fin, de noche, en mitad de ese inmenso patio; el momento en que giré mi rostro para responder a su pregunta y recibió, no mis palabras sino a mi boca en la suya; el beso que me hizo la envidia del antro gay; el ocurrido después de la fiesta, bajo la lluvia; el beso deshojado en aquella azotea con vistas a la ciudad, después del cual decidí que podía morir porque alguien me había besado la primera vez tal y como siempre deseé que me besaran; aquellos segundos de encuentro en el elevador; semáforo en rojo, un beso que desataba una discusión; el beso por respuesta a un reto; la escena de besos montada en los asientos traseros del autobús; el roce que devendría en encuentro al momento de desencontrarse en la puerta de un hotel; los besos otorgados a domicilio y por una sola noche; los besos a granel entre juegos y cerveza…
Los tengo todos, todos en la memoria; porque sí, porque quiero, porque soy buena memorizando cosas, pero solo algunos de ellos; sólo muy pocos de ellos se volvieron algo especial, algo así como una marca en mi vida.
Hace casi un año, yo no quería irme con dudas, así que pregunté:
Yo: ¿Por qué tardaste tanto en besarme?
Él: Porque quería que fuera especial
Yo: (río, porque la escena de nuestro primer beso viene a mi memoria) ¿y te pareció especial? Digo,
sé que fue raro, pero, ¿te pareció especial?
Él: bueno, no recuerdo
exactamente cuándo fue...
Yo: (sonrisa irónica, sorbo al café, cambio de
tema)
Entonces todo quedó más que claro. Hoy todo sigue guardado; pero no me culpes a mí, culpa a mi buena memoria.
Feliz aniversario;
brindemos porque no soy yo quien espera en 18 de marzo.
12 comentarios:
naa bien sabes que eso de acordarse de las fechas solo es algo que hacen las mujeres para poder pelearse con los hombres y asi inducir un sentimiento de culpa que provocara un apapacho injustificado despues. o apoco no?
...estoy de acuerdo con "nose"...yo también lo hago...
yo beso por deporte... ¿quién sigue?
Yo beso porque soy irresistible =D
Jaja, novio del kinder. Yo nunca besé a nadie en el kinder (cara triste).
Siempre klo he dicho: hay que besar, más y mejor... y los besos que quedan en la memoria son lugares a los que hay que regresar de vez en vez, para disfrutarlos en el recuero...
Aunque también dice el maestro Joaquín Sabina: "Que hasta los huesos calan sólo los besos que no has dado"... yo... yo tengo osteoporosis...
hola, primera vez en tu blog y dejo comentario por que me gustaron muchos de los posts que vi y este tambien.
Saludos y de los besos, tambien creo que son especiales pero que si es una lata que nosotros recordemos TODO y ellos no... no se para quien es mas horrible si para ellos o para nosotros
Me hiciste recordar mis besos,bonito blogg, creo que eres igual de cursi que yo.
Yo tambien guardo toooodo lo que me dan.
Saluditos!
jeje, es que dicen que los caballeros no tienen memoria. nos lo tomamos muy a pecho.
Neee, fuera de todo, es bonito recordar los besos. Y es que los recuerdas porque fue el primero. A ver, acuérdate del noveno?
M
M
D
Y
T
D
H
P
?
I
M
E
son las que recuerdo ahora si se me olvida una que no se enoje.
¿y los besos que nunca llegaron se olvidan o tambien tienen un rinconsito en tu memoria?
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