Hace días llegaron unas flores a la oficina. Y fue inevitable recordar que hace años ningún chico me regala una flor con fines románticos. Obviamente, aquél arreglo floral no era para mí -era simple deducirlo: las flores eran para Karina- pero no puedo negar que sentí emoción al recibirlas, porque la destinataria, no estaba de momento en la oficina.
A la salida, en el elevador, mientras ella llevaba a cuestas el enorme arreglo floral que las mujeres veían inevitablemente con recelo mientras decían “pero qué lindas flores”, “qué afortunada eres”, “seguro que tú y tu marido están de lo más enamorados”, ella explicaba que era su segundo aniversario. Entonces alguien, el único hombre presente ha comentado: seguro que se ha portado mal tu marido, ¡eh!. Y entonces Karina sonríe y él entiende que ha hecho un comentario desagradable y trata de enmendar con unas cuantas palabras mal hilvanadas.
Lo triste es que aquél hombre no se equivocaba. Karina festejaba su segundo aniversario de bodas y, al igual que el primero, este festejo venía junto con una gran pelea que, en alguno de los puntos, incluyó la palabra divorcio.
¿De qué sirve entonces que te manden flores y chocolates; bombones y globos? ¿qué caso tiene que los tipos sean unos completos patanes contigo y luego te llenen el auto de post-it diciendo “te amo” o “perdón”? ¿por qué pueden quedar excusados de haberte lastimado, con una llamada al celular en mitad de la madrugada cuando se les han pasado las copas y llaman para cantarte Tú de qué vas de Franco de Vitta?
Todo esto me lleva a una nueva pregunta más: ¿acaso es peor, entonces, que hagan todo tipo de estupideces y que no te manden flores, chocolates, bombones, globos, post-it o llamadas de inspiración etilico-musical?
A la salida, en el elevador, mientras ella llevaba a cuestas el enorme arreglo floral que las mujeres veían inevitablemente con recelo mientras decían “pero qué lindas flores”, “qué afortunada eres”, “seguro que tú y tu marido están de lo más enamorados”, ella explicaba que era su segundo aniversario. Entonces alguien, el único hombre presente ha comentado: seguro que se ha portado mal tu marido, ¡eh!. Y entonces Karina sonríe y él entiende que ha hecho un comentario desagradable y trata de enmendar con unas cuantas palabras mal hilvanadas.
Lo triste es que aquél hombre no se equivocaba. Karina festejaba su segundo aniversario de bodas y, al igual que el primero, este festejo venía junto con una gran pelea que, en alguno de los puntos, incluyó la palabra divorcio.
¿De qué sirve entonces que te manden flores y chocolates; bombones y globos? ¿qué caso tiene que los tipos sean unos completos patanes contigo y luego te llenen el auto de post-it diciendo “te amo” o “perdón”? ¿por qué pueden quedar excusados de haberte lastimado, con una llamada al celular en mitad de la madrugada cuando se les han pasado las copas y llaman para cantarte Tú de qué vas de Franco de Vitta?
Todo esto me lleva a una nueva pregunta más: ¿acaso es peor, entonces, que hagan todo tipo de estupideces y que no te manden flores, chocolates, bombones, globos, post-it o llamadas de inspiración etilico-musical?
2 comentarios:
Supongo que a cada quien le funciona un determinado libreto.
o citando a Bob Dylan:
"The way we look at the world is the way we really are. See it from a fair garden and everything looks cheerful. Climb to a higher plateau and you'll see plunder and murder. Truth and beauty are in the eye of the beholder. I stopped trying to figure everything out a long time ago..."
-Masked and anonymous.
jejejejjejeje, pues la verdad es que yo prefiero gastar en cosas mas utiles y/o practicas, como decia Maria Felix en ese tono despectivo que la caracterizaba, "Flores, duran un dia y las tienes que agradecer toda la vida"
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