Sin saber cómo o por qué
te arrastras ahí de manera
insospechada
hasta mis sueños.
No sé si vuelves o es que sigues estando.
Pero tu
sombra se aferra casi con sutileza
al oleaje de mis días.
No sé si te quiero
aún,
lo cierto es que no quiero quererte.
Surges displicente,
como si no
hubieses hecho ya bastante
daño.
Te sumerges discretamente
en el oleaje de mi
cotidianeidad.
Y quiero desterrarte de mi presente.
Borrarte de mi ayer.
Apelar
al milagro que te conduzca
al camino sin retorno;
que te condene al olvido
irrevocable.
Me quiero libre de ti
del eco de tu tacto del roce de tu voz.
Si
bastara con ya no necesitarte
con maldecirte con odiarte
con matarte.